por Arq. Trini López
Actualmente, el crecimiento desmedido de la población en Guatemala no ha ido de la mano con el desarrollo de la infraestructura de la metrópoli, lo cual ha implicado serios problemas como la falta de ordenamiento territorial, transporte público deficiente o el incremento de tráfico y tiempo para trasladarse entre zonas o municipios.
Todo esto no solo implica la búsqueda de soluciones en temas urbanísticos, sino también en las medidas a tomar sobre los problemas que repercuten en la salud física y mental de los ciudadanos, especialmente porque transitar en la ciudad ahora se ha convertido en una pesadilla debido a la pérdida de tiempo, el caos vehicular, las carreteras en mal estado, inseguridad, entre otros. Es por ello que es común encontrarnos cada vez más personas con mal humor, enfermas, estresadas o incluso violentas.
Aproximadamente el 90% de nuestro tiempo lo pasamos dentro de los edificios, razón por la cual el diseño interior debe orientarse al bienestar del ser humano a través de la implementación de espacios acogedores y conceptos arquitectónicos como la iluminación, ventilación, materiales constructivos, temperatura, orientación, color, vegetación, entre otros. Mediante este tipo de soluciones nos aseguramos mejoras en la salud, mayor productividad y por consiguiente una satisfacción personal.
Por otra parte, ante la carencia de terrenos disponibles para construcción en la ciudad, se ha optado por aprovechar al máximo los espacios en los que se puede desarrollar un proyecto. Una solución que aporta el sector privado en Guatemala es el desarrollo de la Vivienda Vertical. Estos proyectos habitacionales se trabajan en conjunto con las diversas entidades gubernamentales del país para que cumplan con ciertos requisitos que aporten una buena calidad de vida a la ciudad y a sus habitantes.
La ubicación es una premisa importante para cualquier proyecto residencial que se desarrolle en la ciudad, ya que permite que los usuarios se trasladen más rápido no solo a sus lugares de trabajo, sino a los diferentes puntos de la ciudad, significando un ahorro en transporte y tiempo en su vida cotidiana.
Su diseño impacta considerablemente en la calidad de vida, independientemente del entorno en que se encuentre. Asimismo, este tipo de proyectos también colabora con la revitalización y plusvalía del sector donde se construya, aportando mejoras urbanísticas y de ornato al entorno donde se sitúen.
Hoy en día, la vivienda vertical no es solamente una vivienda como tal, es un modo de vida que ha ido adaptándose a las nuevas generaciones, tomando en cuenta no solo sus necesidades básicas, sino sus necesidades de convivencia, relaciones sociales y expectativas. Es decir, ahora ofrecen una variedad de amenidades que no se veían unos cuantos años atrás, como lo es la inclusión de elementos ecológicos, gimnasio, piscina, áreas sociales e infantiles, áreas de entretenimiento, oficinas o áreas de coworking, cafetería, diseño innovador, entre otros servicios que poco a poco se van estandarizando en el mercado y que generan una variedad de opciones para beneficio del usuario que anda en búsqueda de su nuevo hogar en la ciudad y de una mejora en su calidad de vida.
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